domingo, 6 de febrero de 2011

EL CORREDOR DE LA MUERTE

            Eres el único culpable de lo que te está sucediendo. Palabras muy duras para provenir de tu propia madre. Las escuchaste en su primera y única visita que hizo a la prisión donde te encuentras condenado a muerte. De eso hace catorce años y han pasado muchas cosas. Siete veces has recibido una carta con la fecha de tu ejecución,  que después siempre ha sido aplazada.
            Ahora, hace apenas una semana, un compañero de una celda próxima ha sido ejecutado.         
            Billy mató a un policía federal. Un crimen  que fue suficientemente probado y del que Billy nunca se arrepintió.  Ha saldado su cuenta con la sociedad. Cada vez que esto ocurre parece que el orden se restablece, pero a ti te afectó particularmente. Habías compartido con él todos los  momentos en que se te permitía estar con seres humanos. Su madre y su hermana  han prometido visitarte desde que supieron que no tenías a  nadie que te fuera a ver.
            Poco se sabe de cómo ocurren las cosas en ese mundo tan hermético, por eso te extrañó que uno de los celadores te contara los últimos momentos de Billy, aunque fuera sucintamente. Estos pobres funcionarios tienen tanta herrumbre encima que quizá pensara en mortificarte dándote materia en qué pensar para cuando te llegue la próxima carta. O puede que estuviese descargando de tanto horror su maltratada conciencia.
            Se llevaron a Billy a las seis de la mañana. Se oyeron cerrojos y luego  grilletes arrastrándose hacia la puerta del fondo del pasillo donde están alineadas las celdas. Billy, a última hora, sufrió un ataque de miedo y ansiedad. No quiso nada de lo que se le ofrecía: ni perdón a manos del sacerdote, ni últimas palabras, ni último deseo. Se orinó, defecó y vomitó bilis. Murió con los ojos abiertos. Su madre y su hermana pudieron ver todo a través  de una cristalera.
En cuanto a ti, te sigue mortificando el que las pruebas de ADN  pusieran  de manifiesto que tú eras realmente el padre biológico de la niña, aun cuando esta circunstancia no cambiara la situación respecto a tu sentencia. Tampoco sirvió tu arrepentimiento por haber apuñalado a aquella mujer blanca y acto seguido al marido, que apareció inopinadamente en escena. ¿Es cierto que lo hiciste con ensañamiento? Parece que sí. En el juicio, ninguno de los miembros del jurado creyó ni una sola de tus palabras. Culpable, por unanimidad.
            Ahora, cuando aquella niña ya es una adolescente, ha decidido que quiere conocerte. A ti, pobre diablo destruido por el peso de la vida. Parece, según te ha contado tu abogado, que se debate entre el miedo a conocer la verdad sobre su madre y lo que pueda descubrir de labios de su asesino, que ahora sabe que es su verdadero padre. El nombre de Samuel Thomson empieza a representar algo para ella, cosa que no había sucedido hasta ahora.
            Tienes 47 años, el pelo totalmente encanecido, la piel cenicienta  y la decrepitud acechando para darte el zarpazo. A lo máximo que puedes aspirar es a que alguien te mire a la cara y no te escupa. Tendrás que esperar que tu hija no olvide lo que parece su firme propósito. Os estáis necesitando mutuamente, para explicar, para escuchar.
 Ayer ha cambiado el gobernador del estado y siempre que esto ocurre hay novedades con respecto a los indeseables. No sé en qué medida esto puede afectarte. Pase lo que pase, tú tendrás que seguir asistiendo al desplegable de tu vida. En el último rincón de tu atormentada alma puede que todavía  esté agazapada la esperanza.

   Publicado en Ediciones Irreverentes (www.edicionesirreverentes.com) "Antología del relato negro III"

                                                                  www.edicionesirreverentes.com              
                                                           

3 comentarios:

  1. Espléndido,lleno de ingenio y originalidad,felicidades,que sigas escribiendo con el mismo entusiasmo para deleite de los blogueros.
    Marylin

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  2. Es lo que tienen los microrelatos como éste del CORREDOR DE LA MUERTE, que dejan abiertos un montón de caminos para escribir una novela de 500 páginas.
    "...aquella mujer blanca" ¿se quiere insinuar que el protagonista era negro?. Si en la mente de la autora estaba esta posibilidad , ahí hay un filón para un drama racial paralelo a la acción, que iba a dar mucho juego. Sobre todo cuando la hija (¿mulata?), al parecer,nació antes o durante el matrimonio asesinado.
    Otra parte muy interesante es la que habla del ADN comparado de él y de su niña. ¿quién y por qué se solicitó esta investigación? Serán magníficos, cuando la autora se decida a escribirlos, los capítulos de novela negra que explicaran la estrategia de la defensa para justificar el trágico arranque de celos que se desarrolló en la escena final de aquel desgraciado matrimonio. ¿y la descripción del doble crimen? ¿sería la niña testigo del mismo?
    Por otro lado, se supone ( ésto es lo bueno que tienen los relatos extracortos, lo de poder suponer muchas cosas y permitir a los comentaristas explayarse a gusto )que la niña se enteró de lo de su verdadero padre pasados unos años. ¿qué sintió "entonces"?.Porque no se sabe-tampoco- si era una niña todavía o no. Ésto por sí sólo, daría lugar a otra muy interesante novela de corte sicológico .En fín, que es fantástico ser capaz de meter en una cuartilla un mundo interminable de historias y dramas cruzados En mi opinión esa habilidad la tienen sólo los grandes maestros de la escritura. ¡felicidades, autora!

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  3. al releerlo, me he dado cuenta de la forma en que está escrito: en segunda persona. Creo que es la mejor para darle toda la carga de dramatismo que tiene. Cualquier otra forma le hubiera dado un tinte de folletín o un aspecto de crónica periodística de sucesos.
    En fin, otro acierto. ¡enhorabuena!

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